Como ya menciono en la página "Una nueva arboricultura" de este blog, la práctica de la poda ornamental presenta dos carencias actuales claramente visibles:
1- La falta de planificación técnica o la imposibilidad de realizarla por la forma de negocio.
2- La baja cualificación de los operarios que realizan la tarea en última instancia.
Cierto es que distintas administraciones han realizado tímidos acercamientos a la formación de gestores e incluso se ha generalizado la realización de cursos obligatorios para los oficiales de poda en las empresas más activas en sus compromisos con la P.R.L., normalmente clientes de administraciones.
Sin embargo se siguen encontrando ejemplos de nefastas realizaciones en adecuaciones de arbolado, ejecutadas por quién sabe y supervisadas seguramente por nadie.
Para empezar a establecer determinados "lugares comunes", empezaré por lo más básico y directo (cortar una rama), algo a lo que cualquiera puede haberse enfrentado.
La pregunta fundamental sigue siendo: ¿Por dónde corto?
Es necesaria una regla sencilla y fácil de recordar:
NUNCA CERCA DEL TRONCO!
Hemos de reconocer que es éste un "vicio" técnico derivado de una mayoría de operarios provenientes del sector forestal y el manejo de coníferas, donde la ejecución de podas permite enrasar el corte dada la necesidad de eliminar "nudos muertos" por calidad de la madera, su velocidad de crecimiento (vitalidad) y a que son podas de "refaldado", que siguen una tonía característica de estas especies: la poda natural por espesura.
EL CORTE CORRECTO:
Como primera medida diré que es mejor ser prudente y SIEMPRE DEJAR MAS TOCON QUE MENOS, las consecuencias de pasarse acercando el corte son mucho peores que las de dejar un tocón de rama demasiado largo.
Es imprescindible no cortar madera que forme parte de la estructura del nudo de la rama, donde rama y tronco entrelazan sus fibras.
¿Como vemos esto sobre la corteza?
Aún con elevados grosores de corteza como en alcornoque y pináceas, cuanto mayor es la relación de proporción entre el grosor del tronco y grosor de la rama a cortar, cuanto más dispares son sus diámetros, más sencillo es distinguir el límite entre los tejidos de uno y otro órgano.
La corteza tiende a crear un escalón justo encima de la terminación del nudo, a partir de ahí la precaución demanda dejar una longitud de madera que puede depender del diámetro del corte, la especie concreta o la época del año.
Veamos algunos ejemplos:
1- COMPARTIMENTACION:
La albura, la madera que queda a la vista en el corte, sufre un proceso de aislamiento del exterior mediante el cierre activo de todas las luces naturales de la zona de la herida y sus alrededores.
La velocidad del sellado depende directamente de la vitalidad de la planta y del diámetro del corte.
El riesgo de infección del resto del organismo depende de la velocidad de compartimentación del órgano afectado. El cierre definitivo se produce cuando el cámbium cubre por completo la superficie de la herida. Hemos de recordar que este proceso nada tiene que ver con la cicatrización animal y no son equivalentes. En el vegetal, la madera compartimentada sigue alojada debajo del crecimiento posterior como un "nudo muerto" con una típica forma de chincheta apuntando hacia el centro del árbol.
No puedo terminar sin hacer hincapié una vez más en la importancia de moderar el diámetro de corte, será el elemento último que decidirá si el corte es correcto o no.
Todo corte mayor de 5 centímetros de diámetro comienza a poner en desventaja la vitalidad del árbol para conseguir una compartimentación adecuada a tiempo de impedir la penetración de agentes infecciosos.
1- La falta de planificación técnica o la imposibilidad de realizarla por la forma de negocio.
2- La baja cualificación de los operarios que realizan la tarea en última instancia.
Cierto es que distintas administraciones han realizado tímidos acercamientos a la formación de gestores e incluso se ha generalizado la realización de cursos obligatorios para los oficiales de poda en las empresas más activas en sus compromisos con la P.R.L., normalmente clientes de administraciones.
Es por esto por lo que creo que es imprescindible que determinados conocimientos básicos de la técnica de corte (que puede abarcar desde la olivicultura al mantenimiento de matorral forestal, la entresaca de leñas de encina y la puesta en producción de un cítrico) se incorporen a los nuevos certificados agrarios de formación y pasen al acervo de conocimientos del mantenimiento vegetal, más allá de los libros.
Si una empresa dedicada al mantenimiento de jardines necesita un oficial de fontanería (y más vale que lo tenga) para dar un servicio mínimamente correcto a sus clientes, toda empresa de construcción y reformas que trabaje en exteriores debería tener a uno de sus mandos intermedios capacitado como supervisor de "ejecuciones coincidentes con zona verde" mediante un sencillo módulo transversal que redundaría en tremendos beneficios económicos eliminando las conocidas "restauraciones de zona" que a uno u otro lado del presupuesto acaban cayendo...
El caso de las instalaciones subterráneas es especialmente sensible por la prioridad de la que gozan éstas acometidas y la extrema sensibilidad de la zona afectada de la planta, es común la "seca" (muerte súbita) de individuos afectados por zanjas ó desmontes coincidentes con los primeros dos metros alrededor del árbol.
Para empezar a establecer determinados "lugares comunes", empezaré por lo más básico y directo (cortar una rama), algo a lo que cualquiera puede haberse enfrentado.
La pregunta fundamental sigue siendo: ¿Por dónde corto?
Es necesaria una regla sencilla y fácil de recordar:
NUNCA CERCA DEL TRONCO!
En el caso de los desmoches se pueden ver absolutas barbaridades (conocí de primera mano un caso en la dehesa salmantina, donde se cortaban las "cabezas de gato" de encinas, alcornoques y robles en vez de aclararlas ó "pelarlas", sólo por "sanear" la encina...)
Hemos de reconocer que es éste un "vicio" técnico derivado de una mayoría de operarios provenientes del sector forestal y el manejo de coníferas, donde la ejecución de podas permite enrasar el corte dada la necesidad de eliminar "nudos muertos" por calidad de la madera, su velocidad de crecimiento (vitalidad) y a que son podas de "refaldado", que siguen una tonía característica de estas especies: la poda natural por espesura.
Sin embargo, fuera de esos parámetros de aprovechamiento y determinadas especies, es una técnica con resultados desastrosos para la salud del árbol y lo coloca en grave riesgo patológico y estructural, ya hablaremos de ello cuando hablemos de los aprovechamientos rurales de la encina.
EL CORTE CORRECTO:
Como primera medida diré que es mejor ser prudente y SIEMPRE DEJAR MAS TOCON QUE MENOS, las consecuencias de pasarse acercando el corte son mucho peores que las de dejar un tocón de rama demasiado largo.
Es imprescindible no cortar madera que forme parte de la estructura del nudo de la rama, donde rama y tronco entrelazan sus fibras.
¿Como vemos esto sobre la corteza?
Aún con elevados grosores de corteza como en alcornoque y pináceas, cuanto mayor es la relación de proporción entre el grosor del tronco y grosor de la rama a cortar, cuanto más dispares son sus diámetros, más sencillo es distinguir el límite entre los tejidos de uno y otro órgano.
La corteza tiende a crear un escalón justo encima de la terminación del nudo, a partir de ahí la precaución demanda dejar una longitud de madera que puede depender del diámetro del corte, la especie concreta o la época del año.
Veamos algunos ejemplos:
- Cuanto mayor sea el diámetro de la rama cortada, mayor será la longitud del tocón a dejar. El diámetro de una rama grande desciende rápidamente en los primeros 15-20 cm. de su base, reduciéndose éste hasta en un 30%, lo que permite realizar una herida mucho menor, con objetivas ventajas.
- En especies de crecimiento lento, es mejor dejar tocón largo y en las de crecimiento rápido es mejor dejar tocón corto ya que tienden a rebrotar en exceso alrededor del corte.
- En épocas de ejecución tardías, cercanas o entradas en el invierno, conviene dejar también algún centímetro extra de madera, siempre que consideremos que el régimen de heladas de nuestra zona de trabajo es lo suficientemente riguroso.
1- COMPARTIMENTACION:
La albura, la madera que queda a la vista en el corte, sufre un proceso de aislamiento del exterior mediante el cierre activo de todas las luces naturales de la zona de la herida y sus alrededores.
La velocidad del sellado depende directamente de la vitalidad de la planta y del diámetro del corte.
El riesgo de infección del resto del organismo depende de la velocidad de compartimentación del órgano afectado. El cierre definitivo se produce cuando el cámbium cubre por completo la superficie de la herida. Hemos de recordar que este proceso nada tiene que ver con la cicatrización animal y no son equivalentes. En el vegetal, la madera compartimentada sigue alojada debajo del crecimiento posterior como un "nudo muerto" con una típica forma de chincheta apuntando hacia el centro del árbol.
2- REACCIÓN DE EMERGENCIA:
El cambium alrededor de la herida será el último garante de la recuperación de la lesión. Es muy importante no dañarlo con desgarros en la ejecución del corte, que ha de ser liso y sin "barbas" (esto se previene con la regla de los tres cortes por todos conocida y que figura en la serie de fotografías de este post, además de manteniendo las herremientas de corte bien afiladas y calibradas).
A medida que el cambium (barrera 4) va cubriendo la herida, dependiendo de las especies, van a surgir brotes jóvenes alrededor de la zona afectada, sobre todo por sus caras laterales que son las mejor alimentadas.
Estos brotes indican vigor vegetativo y no debemos eliminarlos, ya que alimentan la zona de cicatrización. Caso que vuelvan a suponer una molestia, es siempre mejor hacer un pinzado o despunte de los mismos antes que eliminarlos por completo, ya que el árbol los restaurará tercamente si le son necesarios.
Recordemos que la mayoría de árboles evita tener grandes zonas de corteza expuestas al sol y esos tallos "sombrean" al cambium en crecimiento.No puedo terminar sin hacer hincapié una vez más en la importancia de moderar el diámetro de corte, será el elemento último que decidirá si el corte es correcto o no.
Todo corte mayor de 5 centímetros de diámetro comienza a poner en desventaja la vitalidad del árbol para conseguir una compartimentación adecuada a tiempo de impedir la penetración de agentes infecciosos.
Hay que tener en cuenta que en cada turno se le practican varios cortes a cada ejemplar, y que la suma de la superficie de todas las heridas realizadas será el esfuerzo de reacción que va a tener que realizar el árbol.
Este esfuerzo supone un gasto de reservas ya que con la poda eliminamos azúcares acumulados y hojas capaces de restituir esas reservas.
Sólo la planificación y la gestión del arbolado pueden prevenir situaciones que luego hay que solucionar con costosas intervenciones o con la mutilación del ejemplar.